Connect with us

COLUMNAS

Columna de Segunda División: Sobre burlas, irresponsabilidades y defectos de nuestra sociedad

La opinión sobre dos hechos que hicieron noticia en Segunda División, por Rodrigo Molina.

El fútbol es un deporte que va más allá de su propia esencia. Con el tiempo se ha convertido en algo más complejo en vez de un simple juego: ha ido adquiriendo y fortaleciendo elementos sociales y culturales que lo han convertido en un elemento importante dentro de la vida de los seres humanos. No solo aspectos socioculturales y valóricos positivos giran en torno a él, sino que lamentablemente, y no por instancia suya, elementos negativos han comenzado a adquirir protagonismo dentro de su realidad.

El folclore es la manifestación viva de la cultura de un pueblo. A través de diversos elementos artísticos se traducen en ella diversas costumbres y tradiciones que logran darle identidad. Música, literatura, artesanía, pintura o escultura, entre otras expresiones. El fútbol no escapa a la necesidad de tener su propio folclore. En diversas investigaciones y escritos se trata el tema del folclore en el fútbol, señalando diversos ejemplos que se traducen como aquellas manifestaciones que van desde las cábalas de los futbolistas, los clásicos y todo lo que gira alrdedor de ellos, los cánticos de las barras, la creación de lienzos artísticos dedicados hacia el amor y la fidelidad a un equipo, los himnos y sus estrofas, etc. Incluso algunas frases tales como “mojar la camiseta” han comenzado a formar parte del ideario que identifica muchos aspectos que van más allá de once jugadores que visten una indumentaria deportiva, involucrando sentimientos y valores de fidelidad y lealtad muy profundos.

Sin embargo, nuestro bagaje cultural es muy susceptible de adquirir y hacerse de elementos provenientes de otras naciones. Muchos aspectos que giran en torno a nuestro fútbol han caído en esta transculturación manifiesta, y la herencia de los hooligans ingleses y de los barrabravas argentinos ha causado profundas transformaciones en las expresiones de apoyo de nuestros hinchas y en aquellos aspectos que forman parte del folclore futbolístico.

Ya es común que los forofos chilenos hayan transformado la concepción del fútbol como juego hacia un significado que vaya más allá de una rivalidad, sino más bien una guerra. No vemos al hincha del equipo contrario como un adversario o un rival, sino como un enemigo al cual destruir. Y una de aquellas manifestaciones cercanas al odio es la mofa o la burla, la cual se ha convertido en la mecha que enciende cualquier asomo o acto de violencia que convierte a una cancha o un estadio en cualquier campo de batalla.

Poco a poco, nuestra Segunda División ha captado el interés de hinchas y amantes del fútbol. Sin embargo, esta división no ha escapado de aquella peligrosa realidad antes relatada, y he aquí que citamos dos casos que pudieron alcanzar ribetes peligrosos y que involucran a dos de sus protagonistas, jugadores de clubes de la divisional.

Leandro Cañete es uno de los arqueros que forman parte del club Deportes Pintana, uno de los animadores de la Segunda Profesional. Es un portero joven y de buenas cualidades, destacándose por su descuelgue de balones aéreos y la elasticidad corporal al rechazar disparos de diversa distancia. Ha jugado tres partidos como titular, y en los dos primeros realizó muy buenas presentaciones ante Vallenar y el SAU, en donde su solidez fue factor fundamental en los triunfos obtenidos por el cuadro pintanino. Sin embargo, en la derrota ante Barnechea por 2-3 se le vio frágil y endeble en su actuación, por lo cual perdió la titularidad y hoy es el tercer arquero detrás de Bernardo Contreras y Jaime Bravo.

Durante el clásico mayor del fútbol chileno entre Colo-Colo y la U.de Chile, se le vio a Cañete formando parte de la barra visitante. En ninguna parte está prohibido que un futbolista forme parte de una barra para apoyar a su equipo, sobre todo si Cañete ha sido formado en el cuadro azul y éste lo mandó a préstamo a La Pintana, además que el portero se ha declarado como “hincha incondicional de la U”. Desagraciadamente, su expresión de apoyo se manifestó tomándose los testículos y dedicándoselos a los hinchas de Colo-Colo más cercanos, como una especie de afrenta e incitando claramente a la violencia, ya que dicha acción pudo haber provocado en los hinchas contrarios una reacción más que iracunda. Un fotógrafo captó aquella imagen, y en una entrevista al diario La Tercera se le preguntó por aquella acción, ante lo cual Cañete solo se defendió diciendo “me fotografiaron en el momento preciso”.

Mucha gente condenó aquella acción, y algunos comentaristas se mostraron a favor de que el Tribunal de Disciplina cite a Cañete a su dependencia y se le dictamine un castigo de oficio por incitar a la violencia, aunque no haya estado presente en un campo de juego como jugador de Deportes Pintana. Algunos se preguntan si esta tontera de Cañete habrá i