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FÚTBOL FEMENINO

Columna: El Fracaso (Parte II) por @Rodmol7

Texto: @Rodmol7

El año pasado redacté una columna titulada “El Fracaso”, posterior a la eliminación de Universidad de Chile y Santiago Morning en la Copa Libertadores Femenina 2021, en donde, como argumento, criticaba y analizaba como ha fracasado el modelo que rige a nuestro balompié femenil, el sistema de campeonato y, en su momento, como la inversión de ambos clubes no había rendido sus frutos a diferencia de los equipos que los habían dejado fuera de competencia.

Esto causó molestia en algunas personas que están dentro del universo del fútbol femenino chileno. Recuerdo que tuve un desagradable debate, en Facebook, con un Director Técnico de un equipo de Primera División Femenina, que me señaló que en el Fútbol Femenino no se fracasa, señalando como argumentos que las jugadoras entrenan, corren, se esfuerzan, se trasladan de un lugar lejano a sus entrenamientos, que combinan estudios y trabajos con sus sueños futbolísticos, etc. Al final, me dejó chateando solo, sin ni siquiera despedirse. 

Entonces, le preguntaría a este señor lo siguiente: ¿La eliminación del seleccionado femenino sub 20 de Chile en el Sudamericano realizado en nuestro país no es un fracaso?, ¿acaso es un éxito, un logro?

Al mundo del fútbol femenino chileno le incomodan tres conceptos: Fracaso, Análisis y Crítica. Les conviene mostrar un mundo idílico, una especie de paraíso en donde todo funciona de las mil maravillas, donde las futbolistas son felices, no tienen problemas y no pasan carencias, donde existe un apoyo absoluto de las empresas, donde el público asiste en masa a los partidos, y, por sobre todo, que el fútbol femenino vende y que somos una potencia a nivel, no solo sudamericano, sino planetario. Entonces, esos grupos que laboran en el futfem nacional hacen lo posible por erradicar a quien tiene una opinión diversa o expresa un pensamiento diferente sobre su realidad. Porque el nivel de análisis de quienes cubren el fútbol femenino chileno se traduce en:

Aguante cabras”

Lo dieron todo”

Dale, Roja”

Vamoooos”

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Miremos entonces a lo que nos ha llevado el Aguante, a tener una mirada de hincha sin ninguna capacidad objetiva ni profesional, a querer ser amigo, amiga, pololo o polola en vez de ser periodista o comunicador (a). Les preguntaría a estas personas, ¿qué es dar todo?

Dar todo es lo que hace un laborante de nuestro país a diario en sus respectivos trabajos, trabajando entre 8 y 10 horas (o más), sacrificándose más allá de lo permitido, bajo sol y sombra, calor o frío, con tal, muchas veces, de ganar el mínimo, porque Chile es un país injusto y desigual. Por contrato o acuerdo, a los trabajadores se les fijan metas que uno debe cumplir para ganar más sueldo, entonces destinamos todos nuestros esfuerzos para superarla. Piensa en aquel cartero que tiene que entregar 10.500 correspondencias mensuales para ganar un bono extra, o en aquel temporero que debe sacar un número diario de frutas o verduras para que les aumenten las chauchas, en aquel obrero que lo hacen trabajar una hora más para hacer las terminaciones, o aquel oficinista que debe quedarse más allá de su horario porque debe hacer trabajo extra o pendiente. ¿Qué sucede cuando no puede cumplir esas metas trazadas?, Fracasa. Por consiguiente, surge una mezcla de fastidio, desazón y frustración, una simbiosis de pena y rabia porque, pese a todo lo que te esforzaste, no pudiste lograr nada que el mismo sueldo del mes pasado, o menos inclusive.

Imagina a esos médicos, enfermeras, TENS, que no pudieron salvar vidas durante la Pandemia, que tenían el acoso permanente, por un lado, del Gobierno de turno que los acogotaban porque debían mantenerse como el país número uno en Sudamérica en cuando a menor cantidad de muertes e infectados por Covid, y, por otro lado, la presión de los familiares que, de una u otra manera, les pedían que salvaran a sus seres queridos, ya sea con lágrimas o con amenazas. ¿A cuántos de esos profesionales y técnicos de la salud vimos llorar y tomarse la cara entre sus manos, frustrados por no haber salvado una vida y haber fracasado en el intento?

El Fracaso es parte de la vida misma, no todo es arco iris en ella. Fracasan presidentes, ministros, políticos, dirigentes, deportistas, personas comunes y corrientes. ¿Imaginan estos imberbes el daño que le provocamos a nuestras futbolistas con el Aguante o diciendo que no fracasaron? Es más fácil percibirlas como si fuesen unas Valkirias nórdicas en el Walhalla, protegiendo a los Dioses en Asgard. Entonces, nuestras jugadoras nunca van a aceptar lo que encierra el concepto del Fracaso y van a adquirir una mentalidad de creerse intocables, y, a quienes las analizan o critican, se les va a tratar de misóginos o machistas. Esos son lo efectos del Aguante.

Uno no habla de fracaso para hundir a un grupo de jugadoras por no haber clasificado a un Mundial de Fútbol en la categoría respectiva. El fracaso es una realidad que debe dejarte una experiencia, una enseñanza, que te permita mejorar en el futuro aquellas condicionantes en las cuales fallaste o no lograste llevar a cabo. Te va a permitir mejorar tus cualidades técnicas, tus condiciones físicas, tu preparación psicológica, tus bases tácticas, y fortalecerá la prosecución de un aprendizaje sostenido que te permitirá mejorar como deportista, superando vallas o escollos y logrando metas a futuro.

Yendo a lo futbolístico, ¿por qué Chile quedó eliminada del Sudamericano Femenino Sub 20 de manera tan temprana?

El primer factor es técnico y táctico. Muchas veces hemos insistido en que, en una competencia de alto nivel, uno no puede hacer experimentos. El DT de la Selección Sub 20, Andrés Aguayo, nunca manejó una formación fija en los cuatro partidos disputados, y apostó por la rotación de figuras y por la polifuncionalidad de las mismas, lo cual provocó en las jugadoras confusión y falta de confianza. Se vio un equipo muy largo, con gran distancia entre sus líneas, sin lograr hilvanar juego asociado y apostando a los pelotazos en profundidad, lo cual fue aprovechado por sus rivales para romper el esquema en pedazos y quitarles el protagonismo del juego a las chilenas haciéndose de la tenencia del balón. No vimos nunca, sobre todo en los partidos ante Venezuela y Colombia, que Chile jugase a ras de piso y no hubo una conductora que pusiese la pausa necesaria para crear juego desde el mediocampo hacia la ofensiva. Por eso mismo, no entendemos como una futbolista como Margarita Collinao, con experiencia jugando como creadora en Colo-Colo, no haya sido titular fija en la oncena nacional y ni siquiera haya visto minutos en las derrotas ante llaneras y cafetaleras.

El segundo factor es netamente físico. Hay un problema que radica en que no se trabaja un biotipo físico especial en el fútbol femenino chileno. Las futbolistas de Venezuela y Colombia poseen ese biotipo, una estatura y un peso ideal y una preparación física esencial que les permita desarrollar aspectos importantes en el campo de juego como la potencia, la explosión, el desdoblamiento con y sin balón, la velocidad y la intensidad durante los 90 minutos, mientras que en defensa, se logran llevar a la práctica elementos fundamentales como la anticipación, el timing y la agresividad en la marca. En pelotas divididas, nuestras jugadoras chocaban y salían disparadas lejos, mientras que sus rivales quedaban de pie y dueñas del balón con rápida salida del mismo. Comparemos el biotipo de las centrales colombianas Barón y Caicedo, altas, fornidas y robustas, con el de las centrales chilenas que tenían a simple vista, unos diez centímetros menos de estatura; o comparemos a las delanteras venezolanas Olivieri y Flores Martínez, fibrosas y con mejor trabajo muscular que nuestras delanteras que se mostraban delgadas y sin tanta masa. En el fútbol femenino chileno hay una futbolista con un biotipo físico similar al de venezolanas y colombianas, que le permite desarrollar aspectos importantes como ser fuerte en la marca y poseer un gran rechazo y juego aéreo, como es Constanza Santander, de la U.de Conce, pero ni siquiera fue convocada a este Sudamericano.

Desarrollar una adecuada preparación física y trabajar un biotipo determinado, facilitará la prosecución de otros elementos tácticos, como el ataque en base a la técnica en velocidad, porque el fútbol moderno promueve el trabajo interdisciplinario de sus distintas áreas.

El tercer factor es netamente psicológico. En sus dos derrotas, a Chile le marcaron goles antes de los 10’ de juego, y NUNCA pudo superar esta situación ni tener la tranquilidad suficiente para sobrellevarla, es decir, no tuvo capacidad de reacción ni supo jugar bajo presión. Se notaron muy nerviosas, sin la calma necesaria que les hubiese proporcionado claridad y visión de juego, lo que al final se trasuntó en que, en los últimos minutos de cada derrota obtenida, se hayan puesto a llorar. No se les preparó adecuadamente para superar una derrota transitoria, ni para que jugasen bajo la presión de estar en medio de la posibilidad de quedar eliminadas, y por ende, de fracasar en este Torneo. El “vamos” y el “dale” de Aguayo gritando al borde de la cancha no ayudó en nada para remediar una situación adversa.

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El cuarto factor es futbolístico. Existían muchas expectativas con respecto a esta Selección ya que, salvo la portera Catalina Mellado, todas tenían experiencia jugando como titulares o alternando en los primeros equipos de la Primera División Femenina, pero rindieron muy por debajo de sus capacidades y de las expectativas trazadas, con rendimientos intermitentes e irregulares. Por ejemplo, la portera Antonia Canales tuvo una gran actuación evitando la goleada en contra ante Venezuela, pero ante Colombia se comió el gol de Robledo y se le notó muy nerviosa con dos salidas a destiempo que pudieron haber costado otro gol colombiano. Las laterales se vieron superadas en velocidad y se comieron los amagues, las centrales muchas veces fueron anticipadas y no tenían comunicación con su portera, lo cual costó el segundo gol venezolano. El mediocampo de contención se vio superado en timing y fue muchas veces anticipado, mientras que nadie asumió u liderazgo en cuanto a poner la pelota en el piso y crear juego a ras de pasto y no en base a pelotazos, mientras que en delantera solo se convirtieron goles ante Perú, y en los restantes tres partidos el resultado fue 0. Tanto Sonya Keefe como Mary Valencia se perdieron goles increíbles que en el Torneo Nacional no fallan, Chichi Olave no anduvo y el resto de las atacantes no fueron alternativas. En mi opinión personal, solo Valentina Navarrete, y de algún modo Elisa Durán, tuvieron una actuación destacada y un rendimiento acorde a lo que exhiben en la Primera División Femenina Chilena.

Algunos medios hablaron de Dream Team, que era la mejor selección femenina sub 20 en años, que la ANFP les entregó todas las herramientas necesarias para que realizaran un trabajo acorde a las altas expectativas trazadas, como microciclos, partidos amistosos, concentraciones adecuadas y otros aspectos. El único Dream Team que obtuvo los má altos logros y reconocimientos fue la Selección Olímpica de Básquetbol de USA, que de la mano de genios como Michael Jordan obtuvo el Oro y nos maravilló en los Juegos olímpicos de Barcelona 1992. Otros equipos soñados, como los Galácticos del Real Madrid, han caído en el fracaso más absoluto. La Selección Chilena Femenina Sub 17 no tuvo esa rimbombancia, trabajó en silencio, con humildad y tranquilidad, sin las expectativas que provoca un supuesto equipo soñado, y logró la clasificación al Mundial de la categoría a jugarse en la India. A diferencia de Aguayo, el DT Alex Castro logró enfocar su mirada técnica más allá de Santiago y convocó a las mejores jugadoras de regiones, que fueron fundamentales en la clasificación al Mundial, como por ejemplo, Natsumy Millones, la excelente polifuncional de Coquimbo Unido.

La realidad del Fútbol Femenino Chileno es como una guaracha: un pasito adelante y otro para atrás. La Sub 17 clasificó al Mundial y la Sub 20 no lo logró; la Roja Femenina gana un partido y pierde otro en Argentina; se logró la aprobación de una ley que favorece la profesionalización del Fútbol Femenino Chileno, pero está la incertidumbre de que si los clubes del fútbol chileno están dispuestos a cumplirla o harán desaparecer sus ramas femeninas para evitarse incurrir en gastos millonarios imprevistos; hay ramas femeninas que iniciaron sus procesos de profesionalización de sus planteles y realizaron inversiones para reforzarse, pero el Campeonato sigue comandado por los cuatro equipos de siempre, igual que hace siete años.

No solo es un fracaso de un grupo de jugadoras y su cuerpo técnico. Al igual que lo señalé meses antes, es el fracaso de un sistema, de un modelo que engloba a todo el fútbol femenino chileno. Tal vez sea necesaria una reingeniería total, como alguna vez lo señaló Eduardo Bonvallet, que permita un nuevo sistema de Campeonato, con una competencia permanente, con la disputa de más partidos durante el año, con liguillas de ascenso y descenso y crear la Copa Chile Femenina. No puede ser que en Chile se jueguen 15 partidos en el año, mientras que en países como Brasil, Colombia, e incluso en Argentina, Paraguay y Uruguay se jueguen cerca de 30 cotejos o más. O siendo más radical, que se recojan modelos y sistemas de Campeonato de países más desarrollados en el Fútbol Femenino como la exitosa Canadá, en donde existe una Primera División con solo ocho equipos, donde se juegan 28 partidos al año, y se favorece el desarrollo de campeonatos regionales, provinciales y locales tanto a nivel profesional como amateur.

El fracaso de la sub 20 femenina es la respuesta o la consecuencia al no haber disputado, durante dos años, torneos de categorías sub 19, debido ya sea al Estallido Social o a la Pandemia del Coronavirus. ¿Resguardo para las Futbolistas o abaratamiento de costos?

Por último, fue muy triste en lo personal ver que, en un Sudamericano Sub 20, donde está en juego la clasificación a un Mundial de Fútbol Femenino, solo haya habido alrededor de 500 personas en las graderías (con suerte 1.000). En un evento de alta competencia no puede existir esa convocatoria, por más televisión y prensa que hubiese cubierto los partidos del Torneo.

Hace mucho que no escribía una columna de opinión, una porque lograron sacarme del circuito que cubre el Fútbol Femenino Chileno, y la otra porque estaba aburrido de recibir insultos en mi twitter y ser tratado de “maldito misógino” o “machista de mierda” solo por criticar la actuación de una futbolista en un amistoso internacional. Defiendo mi libertad de expresión y mi derecho a redactar mis ideas sobre el Fútbol Femenino Chileno, además de ser muy crítico de su cobertura. Pero de eso escribiré en otra columna que será una especie de manifiesto.

Foto: Instagram Somos Fútbol Femenino.

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