La presión mediática que estaba teniendo Argentina en las últimas semanas proponiendo a la selección dirigida por Jorge Sampaoli como candidato a ganar el Mundial, fue nefasto en todo sentido y hoy quedó demostrado.
Un equipo que con Messi juega mal quiere decir que no está apto para siquiera pensar en semifinales. Sin ideas ofensivas, endebles en línea defensiva y un medio que deja bastantes dudas.
Argentina comenzó el partido con una mala intención. Saber que Islandia se iba a defender no estuvo mal. Lo que estuvo incorrecto fue colocar a Mascherano y Biglia. Era uno, no los dos juntos porque tienen las mismas características y el hombre que milita en Milán cerca del área de Islandia no era capaz de asociarse junto a Di María, Messi y Meza.
El gol de Argentina llega tras un tiro errado y mal direccionado de Rojo que le queda a Agüero, se da vuelta y la coloca en el arco de Halldorsson. Parecía que la ventaja le iba a dar un golpe anímico al elenco de Messi y darse cuenta que llegar al área islandesa sin ninguna idea de juego no tenía sentido. Había que quebrar la defensa con desbordes y potenciar el uno contra uno. Sin embargo, cuatro minutos más tarde iba a llegar el empate por parte de Finnbogason.
De ahí en más Islandia tuvo claras chances de colocarse en ventaja. Si no fuera por desvíos mínimos, los vikingos se iban al descanso con un gol más que los sudamericanos.
Comenzó el segundo tiempo y empezó el desastre argentino. Llegar al arco rival obviamente no está mal, sí está mal llegar y no tener idea qué hacer con el balón. Idea repetitiva, jugar por las bandas e intentar el centro. ¿Y para qué el centro? Islandia tenía más de seis defensas esperando en el área chica para despejar el balón y evitar el peligro aéreo. Los europeos parecían un equipo de handball: doble línea pegadas y cerca del arquero, bloqueando los extremos, bloqueando a Messi, impidiendo que Di María y Meza centren. En el fútbol moderno es común que los laterales suban, pero Salvio y Tagliafico se asociaban con sus volantes ofensivos sin ninguna idea clara.
El ingreso de Pavón tuvo que haber sido desde el inicio del segundo lapso. El jugador de Boca Juniors le dio a Argentina lo que le faltó todo el encuentro: ganar el uno contra uno y generar más profundidad para desestabilizar a Islandia, que en ese momento del partido mostraba cansancio físico.
Islandia, perfecto en su propuesta. Líneas al borde del área, los jugadores circulaban y marcaban dependiendo la posición del balón y respetando la línea de la pelota, apoyo a los mediocampistas defensivos Gunnarson, Sigurdsson y Hallfredsson. Una jaula al ataque argentino, no dejó espacios y provocó que la albiceleste esperara una individualidad de Messi para desestabilizar el marcador. Aplausos a los vikingos por su trabajo defensivo que a veces dio la sensación de ver a Chile en la final de la Copa América Centenario y observar cómo la “Roja” marcaba a Messi.
Foto: EFE / El País