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COLUMNAS

Columna: 17 de Junio, el Día de la Vergüenza

Por Rodrigo Molina.

El sábado 17 de Junio se vivió uno de los hechos más tristes, inaceptables, denigrantes e intolerables en la historia del Fútbol Femenino Chileno. Después de eternos nueve meses de espera, el Ascenso Femenino volvía a competir con 22 equipos divididos en cuatro grupos. Dicha expectativa comenzaba a convertirse en escozor cuando, a través de las redes sociales, íbamos conociendo las noticias de que una serie de partidos se habían suspendido, por una o por otra razón, dejando inconclusa la primera fecha de la B Femenina. A medida que pasaban los minutos, lo avergonzados que nos sentíamos cada una de las personas que quieren y valorizan al balompié jugado por mujeres iba en aumento hasta alcanzar ribetes de indignación. Tal como iban a titular en su sitio nuestras colegas de Ellas Juegan, aquel sábado se convertía en El Día de la Vergüenza.

Lo que sucedió en aquel fin de semana recién pasado fue que tres partidos del Ascenso Femenino fueron finalmente suspendidos. A primera hora, Unión Española comunicaba que su partido ante Magallanes, por el Grupo Centro Sur, había sido suspendido porque gran parte de las jugadoras albicelestes estaba inhabilitada para jugar el compromiso. Recordemos que la rama femenina de Magallanes iba a debutar oficialmente en los torneos ANFP después de haber jugado en el último año en la LIFUF (Liga de Fútbol Femenino), y, al parecer, las magallánicas aún no han comprendido que existen protocolos y obligaciones muy diferentes entre una liga y una asociación.

Posteriormente, se conocía la suspensión del partido entre Santiago Wanderers y Deportes Melipilla, correspondiente al Grupo Centro Norte. ¿La razón?, no estaba presente una ambulancia en el Complejo Deportivo Mantagua, de Valparaíso. El artículo 48 de las bases es muy claro, al señalar que es una obligación de parte del club local contar con una ambulancia para atender y brindar los primeros auxilios a una futbolista que haya sufrido una lesión de gravedad, y trasladarla a un centro asistencial en caso de que sea urgente su atención en un centro hospitalario. Quien no cuente con un vehículo ambulatorio arriesga la pérdida del encuentro (0-3) en favor del cuadro visitante. La dirigencia wanderina argumentó en su defensa que dicho vehículo se encontraba en una emergencia en la carretera, sin embargo, citando a lo que señaló el Tribunal de Disciplina en el caso del partido de Fernández Vial vs O’higgins que se iba a disputar en Hualqui, donde tampoco se jugó debido a la ausencia de una ambulancia, el club local perfectamente puede recurrir a un centro asistencial privado y contratar el servicio de una ambulancia particular. He ahí uno de los aspectos negativos de quienes dirigen a las ramas femeninas de fútbol, el no querer invertir en el mejoramiento de la actividad y vislumbrar el Fútbol Femenino como un gasto.

En un hecho de mayor gravedad, en el grupo sur se tendría que haber disputado el compromiso entre Deportes Temuco y Ñublense. Desafortunadamente, mientras las jugadoras de ambos equipos ya estaban equipadas y preparadas para jugar el partido, la cuaterna arbitral designada para aquel encuentro no se hizo presente. Después de 45 minutos de espera, y al no aparecer ni los árbitros ni sus asistentes, se decidió suspender el partido.

Lo más probable es que dicho encuentro entre albiverdes y chillanejas se tenga que disputar en una fecha próxima a programar y, lo más probable igualmente, es que tanto Santiago Wanderers como Magallanes pierdan sus encuentros por fallo del Tribunal de Disciplina, lo cual perjudicará, sobre todo en el caso de las caturras que tienen la ambición de ascender de categoría esta temporada, su planificación inicial y consecución de objetivos planteados a comienzos de este 2023.

Tristemente, faltaba la guinda de la torta. En Chinquihue se jugaba el partido entre Deportes Puerto Montt y Santiago Morning ¡con la presencia únicamente del árbitro principal! ¿Se imagina usted al árbitro del cotejo cobrando los offside? No se encontraban presentes ni el cuarto árbitro ni los dos guardalíneas, algo que ni siquiera se observa en un partido de una liga o asociación del fútbol amateur que, claramente, son mejor organizados, hoy en día, que los Torneos Femeninos ANFP. Dicho encuentro entre las delfinas y las bohemias no debió haberse jugado de ninguna manera, y causó la indignación de todo el entorno que rodea a nuestro fútbol femenino. Sin duda, era el colmo de los colmos.

En mi opinión, lo que sucedió el sábado pasado es, absolutamente, una falta de respeto y un atropello a la dignidad de las mujeres que juegan fútbol en Chile. Es una clara forma de intolerancia y ausencia de empatía con aquellas futbolistas que hacen muchos sacrificios para entrenar y jugar los partidos cada fin de semana, dejando de lado a sus familias, sus trabajos, sus estudios, corriendo de un lado a otro desde sus universidades, institutos o lugares de trabajo para llegar a los complejos deportivos, canchas y estadios a plasmar su pasión que es jugar fútbol, que sabe que ganará el mínimo o no obtendrá ningún peso, y que sus gastos en locomoción y colación corren a cuenta de sus propios bolsillos, y que sabe, a ciencia cierta, que tendrá que costear con sus propios ingresos el tratamiento de una lesión porque el club no pondrá ni $10 para una cirugía o kinesiología. Es no ponerse en el lugar de aquellos clubes que hicieron gastos para trasladar en bus a sus respectivos planteles y para darles un adecuado desayuno o almuerzo a sus jugadoras. El periodista Francisco Eguiluz, en su programa “Agenda Matinal”, no habló de desinterés hacia las mujeres que practican fútbol, sino derechamente de maltrato y menoscabo hacia ellas.

Para quienes dirigen el fútbol chileno, esto les da lo mismo, porque en el fondo el fútbol femenino sigue siendo un cacho. De hecho, la ANFP solo reaccionó con un escueto comunicado donde hizo una descripción de los hechos sucedidos y, como medida principal, se dio término a la relación con los colegios arbitrales regionales.

Esto es, sin duda alguna, parte de la realidad de un deporte que es semiprofesional, a pesar de la Ley de Profesionalización promulgada el año pasado, y que goza de una serie de carencias que giran alrededor de su existencia. Quien percibió de mejor manera esta negativa realidad fue la volante argentina de la Universidad de Concepción, Camila Gómez Ares, quien es también periodista y, a mi juicio, es la mejor jugadora del Torneo 2023 o, mínimo, la refuerzo más importante en el último lustro. En entrevista al medio Redgol, Camila hizo una descripción de lo que observó sobre el Fútbol Femenino Chileno en sus primeros meses de estadía: “Va un poco más allá la profesionalización entre comillas, porque yo creo que en Chile hay una semiprofesionalización, solo es la mitad del plantel con un contrato y un sueldo mínimo y no hay muchas chicas que puedan vivir con ese ingreso. En Argentina ya se llevan cuatro años de ese proceso de la profesionalización, y hoy en día se fueron dando cuenta que se puede invertir y que el fútbol femenino también puede ser un negocio como es el fútbol masculino. El campeonato de Primera División en Argentina ha empezado a invertir más y en Chile falta un poco de eso, lleva un par de años de atraso desde ese lado y faltaría que los clubes y la Federación inviertan en el fútbol femenino”.

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Gómez Ares hizo hincapié, igualmente, en otros aspectos tales como: “Los partidos deben ser transmitidos, que no tengan que transmitirlos los clubes y hacerse cargo. En Argentina, los partidos van por TV abierta y pública (DEPORTV), entonces tiene acceso a verlos cualquier persona. Son pequeñas cosas que parecen insignificantes, pero van sumando y hacen que el fútbol femenino vaya creciendo”.

Finalmente, Camila hizo una comparación entre las realidades actuales de las selecciones femeninas de Argentina y la de Chile: “Por eso creo que la Selección de Argentina ha crecido mucho, cuando antes estaba por debajo de la selección chilena. Hoy en día la albiceleste femenina cada vez crece más y creo que la chilena ha ido bajando su nivel, pero no por el tipo de jugadoras o su nivel, sino porque no invierten ni las apoyan para que puedan desarrollarse”.

Nos hemos podido dar cuenta que una jugadora extranjera, de excelente nivel futbolístico, ha podido hacer un diagnóstico acertado de la realidad actual del fútbol femenino chileno, y que comparte totalmente quienes tenemos una mirada objetiva del mismo. En lo reciente, tenemos un campeonato devaluado, con dos equipos que tienen un nivel muy superior sobre el resto, cuando antes eran tres o cuatro equipos; un torneo muy poco competitivo, con partidos de muy bajo nivel además de un retroceso físico y técnico evidente (como olvidarnos de partidos discretísimos como el de Palestino y Universidad Católica en La Cisterna, o un Santiago Morning que no atacó una sola vez en el Monumental), o equipos que han disminuido su calidad de manera notoria: Palestino, otrora cuarto grande, sacó 1 punto de 12 posibles en los últimos cuatro encuentros, con un equipo que mostraba un marcado déficit en lo físico, no pudiendo resistir más allá de los 60’ o 70’. Santiago Morning, otrora tercer grande, se despotenció en su plantel a principios de año, y durante esta temporada se dio el lujo de perder ante equipos como Antofagasta o Coquimbo cuando aquello era imposible hasta hace uno o dos años atrás. Universidad de Concepción tiene un maravilloso mediocampo, pero no tiene ataque ni defensa (incluso empleó a sus tres porteras), siendo esa la razón de su no clasificación al Grupo A. Ni hablar de equipos como Puerto Montt, O’higgins y Fernández Vial, candidatos fijos a descender de categoría gracias a la desidia de sus dirigentes que apostaron a “proyectos regionales” que no son concordantes a la realidad de un torneo que se dice profesional. Hasta Universidad de Chile, puntera de la fase regular, mostró carencias evidentes en lo defensivo cuando su contrincante las atacó, como fue aquel partido ante la U.de Conce en El Morro o su derrota ante Universidad Católica en Maipú.

Estas deficiencias han repercutido directamente en la Selección Chilena Femenina que ha dejado de ser la potencia que otrora era en el concierto sudamericano y que ha bajado su nivel de manera constante. No nos olvidemos que, desde la salida de José Letelier al mando de la Roja Femenina, pasaron más de tres meses para que se designara un nuevo técnico nacional como al final fue Luis Mena. Todo esto, producto de la escasa importancia que se le da al producto y de la nula inversión que se hace para enriquecerlo, tanto a nivel nacional como internacional. Hoy en día, Chile a nivel de seleccionado femenino, ha sido superado no solo por Argentina, sino también por otros países como Paraguay y Venezuela, mientras que Uruguay le respira la nuca con un campeonato más organizado y futbolistas que están brillando en el concierto internacional.

Sin embargo, al poder, al sistema, no le conviene que se muestren estas realidades dando paso a que falsedades giren en torno a la actividad. Dichos tales como “Chile es una potencia en el concierto del fútbol femenino sudamericano” o que “el fútbol femenino chileno vende” son tan falaces como decir que en el fútbol chileno no hay una crisis. ¿Qué es lo que vende” el fútbol femenino chileno? Además de un campeonato devaluado y escasamente competitivo, y a la poca o nula inversión para mejorar sus ramas femeninas, agregamos la poca difusión, cobertura y promoción de sus actividades, el despotenciamiento de sus planteles, y la escasa asistencia de público a los estadios, con la salvedad de Colo-Colo y Universidad de Chile que superan el millar de personas como promedio jugando de local. ¿Es eso lo que vende el fútbol femenino chileno?

Sin embargo, hay algunos (as) profesionales que tienen como propósito ocultar o desvirtuar la realidad del futfem nacional. Estas personas, periodistas y comunicadores muy cercanos a la ultraderecha y a los grupos económicos de poder, tienen como propósito operar y desinformar sobre la negativa realidad que afecta al fútbol jugado por mujeres, lo cual resulta un asunto inconveniente para sus patrocinadores o para la elite dirigencial. He tenido la oportunidad de presenciar muchas transmisiones de partidos, con la oportunidad de escuchar algunas idioteces tales como “Hay 100 personas en el Estadio, ¡el Fútbol Femenino vende!” o “79 personas hay en el Complejo, una asistencia espectacular de público”. ¿Se puede sostener una rama femenina de cualquier actividad deportiva que dice ser profesional con una asistencia de 50 o 100 personas en un estadio?. O decir que una delantera, por marcar 5 goles en 12 fechas es “Crack”, la misma que en el partido siguiente sale reemplazada a los 62’ porque pierde todas las disputas con la defensa contraria, sin poder ganar ningún balón dividido. Crack es Tiane Endler, Karen Araya, Camila Gómez Ares o Bárbara Sánchez, entre otros ejemplos.

Decirle “Crack” a una futbolista que recién está partiendo en el concierto futbolístico y que aún se está formando, es un ejemplo manifiesto del endiosamiento que tanto se realizó desde algunos medios de comunicación a algunas jugadoras, y que tanto daño se le hizo en su madurez mental y psicológica. Decirle “Crack” a una futbolista chilena es ponerla al mismo nivel de Putellas, del Barcelona, la mejor futbolista del mundo, y esa futbolista chilena, lisa y llanamente, se va a creer el cuento.

A estas personas muy apegadas al sistema, a lo políticamente correcto, a los que nunca quedan mal con nadie y les da lo mismo estar bien con Dios y con el Diablo, no les agradan las personas que tienen una visión diferente o alternativa de la realidad, no solo en el fútbol, sino en cualquier asunto del devenir cotidiano. Hoy en día, dentro de esta sociedad cada vez más polarizada, quien tiene aquella opción para percibir una realidad de manera lo más objetiva posible, es tildada de “comunista”, “terrorista”, “antisistema”, etc. Entonces los tibios, los amarillos, los sistémicos, los obtusos, reaccionan utilizando elementos muy vinculados con la censura y el acallamiento, tales como el veto, la exclusión o la discriminación. Todo con el objetivo de apartar al que piensa diferente y acatar los dictámenes de aquellos grupos de poder, nombrados en otros países como “mercaderes de la información”, sin importarles que nuestra actual Constitución de 1980 establece en uno de sus artículos la llamada Libertad de Expresión. Hace más de 80 años, el ministro de Propaganda Nazi, Joseph Goebbels, esgrimía una frase que pasó a la historia: “Miente, miente, que algo quedará”. En Chile, aquella frase evolucionó hasta decir “aparta, excluye, que algo queda”.

Mientras que en otros países tales como Argentina, los medios alternativos e independientes (llamados “outsiders”), lejanos al sistema, son reconocidos, seguidos e incluso premiados, como es el caso del gran periodista deportivo Flavio Azzaro, a quien admiro personalmente, con su programa “El Loco y el Cuerdo”, en Chile estos medios son apartados, pisoteados y excluidos por otros medios pertenecientes a conglomerados más grandes y con mucho poder político y económico. En lo personal, fui derechamente vetado y excluido, por dos sitios web deportivos, de un evento homenaje realizado en los primeros días de mayo. No solamente fui yo apartado de aquel evento, sino que se excluyó igualmente a nuestro sitio web, www.enelcamarin.cl, quien lleva más de 13 años (en agosto cumple 14) realizando una loable labor estadística de todas las categorías del fútbol chileno, y de ellos 12 temporadas llevamos cubriendo fútbol femenino. Lo que no entendió, o no quiso entender esta gente, es que yo no me mando solo, sino que represento a un medio de comunicación llamado EEC. Lo lamentable es que una de esas personas que me excluyó decía ser amigo mío, pero como alguna vez dijo el periodista argentino Fernando Niembro, “en el periodismo actual no existen los amigos”.

A esas personas me gustaría responderles de la siguiente manera. Toda democracia normal se construye de consensos y de disensos. Una persona puede compartir un ideal, pensamiento, sentimiento y acción, pero también debemos aceptar a quienes piensan, sienten y actúan de manera distinta. Cualquier tipo de sociedad logra construir sus cimientos a partir del diálogo, del debate, del intercambio y de la confrontación de ideas. Si una persona o un grupo pretende imponer su forma de pensar, sentir y actuar por sobre el resto, queriendo acallarlos o apartarlos, cae en lo que ellos mismos dicen no ser, totalitarios o extremistas. Lo peligroso es cuando se traspasa ese límite, y los medios para silenciar a una persona que tiene un ideal diferente van desde la tortura, el asesinato o la desaparición forzada, caemos en medio de un territorio muy peligroso y que no tiene punto de retorno.

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Nunca olvidemos que, hace un año atrás, una periodista de un medio independiente como Señal 2 La Victoria, llamada Francisca Sandoval, una excelente profesional y abnegada en la búsqueda de la verdad con una mirada objetiva, falleció asesinada en Meiggs de un balazo en el rostro, disparado por un sicario que obedecía órdenes de una persona con dinero y poder. En el extranjero, cuando se supo la noticia, se dijo: “en Chile se asesinan periodistas”.

La realidad del fútbol chileno vive una crisis manifiesta, en medio de la desorganización, los problemas de las barras, la mala calidad del producto a nivel nacional, los avatares económicos y los pésimos resultados en competencias internacionales. Esta crisis también alcanzó al Fútbol Femenino Chileno, que ya no está situado en el patio trasero de Quilín. Según lo esgrimido por el periodista Juan Cristóbal Guarello en su programa de YouTube “La Hora de King Kong”, el Fútbol Femenino dejó de estar en el patio trasero, ahora “vive una situación de calle”. Mientras unos pocos seguirán diciendo, de manera exaltada, hiperventilada y burlesca, frases tales como “¿quién dijo que el fútbol femenino no vende?”, muchísima gente común y corriente, aquella que manifiesta sus opiniones en sus redes sociales o en lugares de conversación les responde a esos pocos: “En Chile, el fútbol femenino no existe”.

Solo tenemos que guardar esperanzas en el futuro para que esta nefasta realidad cambie. En que se sigan desarrollando las escuelas de fútbol para niñas y adolescentes, en la creación de talleres deportivos de fútbol femenino en escuelas, colegios y liceos, en seguir fortaleciendo el fútbol formativo femenino en distintas categorías menores de 19 años, y en organizar de mejor manera los torneos femeninos a nivel profesional, con Copa Chile Femenina, con un Ascenso Femenino que se dispute por un período de tiempo más prolongado, y con un Torneo de Primera División Femenina que se juegue, por lo menos, en unos diez meses, con dos ruedas, liguillas y playoffs, y sin las pausas que afectan su ritmo y competitividad. Y, ojalá, que ANJUFF se convierta en un Sindicato para defender, de mejor manera, los derechos de nuestras futbolistas.

Tenía hartas ganas de escribir, pero es hora de volver a mi Ostracismo. Fin del asunto.

Foto gentileza Instagram Deportes Temuco Oficial.

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