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COLUMNAS

Columna: Dramas en el Ascenso Femenino

Por Rodrigo Molina.

Si en el Fútbol Profesional de la ANFP, la Segunda División es la serie más despreciada dentro del balompié masculino, el Ascenso Femenino lo es dentro del fútbol disputado por mujeres. Dentro de este ámbito semiprofesional, la segunda serie del futfem nacional no goza de las mieles de una adecuada cobertura, difusión y promoción ni de sus partidos ni de sus realidades cotidianas, con escaso interés de los medios por transmitir sus encuentros, jugando sus partidos en canchas, muchas de ellas que no reúnen las condiciones mínimas para un encuentro de fútbol femenino que se dice profesional, clubes que deambulan de comuna en comuna buscando ejercer su localía y, lo peor de todo, la casi nula inversión de sus dirigentes para mejorar sus estándares deportivos para volver a sus equipos más competitivos.

En los últimos dos años, el Ascenso Femenino ha llevado a cabo torneos demasiado breves y absolutamente devaluados, los cuales tienen una escasa duración en el tiempo, con suerte entre tres a cuatro meses de competencia. Esto es algo que, hace tan solo algunos días, fue expuesto por ANJUFF, haciendo una tabla comparativa entre las diversas ramas femeninas que militan en la divisional en donde se exponen los días y meses que no han podido competir. Los equipos que llegaron a semifinales del Torneo 2022 llevan ocho meses sin competir, mientras que los clubes que descendieron desde la Primera División Femenina acaban de cumplir cinco meses sin disputar partido alguno. La situación es más compleja para todos aquellos clubes que no pudieron pasar a instancias finales en el Torneo pasado, ya que acaban de completar nueve meses (o más incluso) sin jugar ningún compromiso.

Las excusas o razones que pretenden validar la brevedad de los últimos dos torneos de la B Femenina van desde la Pandemia hasta abaratar costos por concepto de traslado. Es por esto que no se ha adoptado la modalidad de todas contra todas, y se ha preferido dividir a las ramas en cuatro grupos de acuerdo a su localización geográfica. En el último torneo 2022 se formaron cuatro grupos que jugaron dos ruedas cada uno, y en donde solo clasificaba a instancia de semifinales los equipos que ocupaban el primer lugar de los mismos, algo que, notoriamente, afectaba la competitividad del campeonato, con equipos que, con el correr de las fechas, jugaban solo por el honor deportivo. Por lo menos, las semifinales se jugaron en partidos de ida y vuelta (Coquimbo Unido y Cobresal salieron victoriosas y ascendieron de categoría), lo cual concuerda un poco con lo que es la justicia deportiva.

Esta situación de menoscabo del Ascenso Femenino ha alarmado profundamente al entorno del balompié jugado por mujeres en nuestro país, quienes han manifestado su preocupación porque, a la fecha de hoy en que se ha iniciado el mes de mayo, no existe una propuesta de campeonato para el 2023, ni bases ni reglamentos. Ni siquiera se conoce cuantas ramas van a participar, porque nos hemos enterado por otros medios que algunos clubes, un 25% de ellos, aún no inician sus entrenamientos o recién han comenzado las pretemporadas en sus primeros equipos, mientras que el restante 75% ya ha comenzado su etapa de preparación para el próximo campeonato.

De hecho, ANJUFF inició una campaña a través de sus medios haciendo un llamado al estamento organizador de los Torneos de Fútbol Femenino en la ANFP, haciendo sentir su incomodidad acerca de la desidia y el desinterés de los mandamases del Fútbol Chileno hacia la segunda división del balompié femenil. Con el hashtag #QuevuelvalaB, quienes defienden los intereses de las futbolistas femeninas en Chile han hecho hincapié que han pasado más de 230 días desde que se disputó el último partido de la B Femenina. Inclusive, antes del Superclásico entre Universidad de Chile y Colo-Colo, las capitanas de sus respectivos clubes, Fernanda Pinilla (U.de Chile) y Yanara Aedo (Colo-Colo) expresaron su inquietud sobre este tema. “Lamentablemente, dependemos de las decisiones de personas que viven alejadas de la realidad del Fútbol Femenino. Me pongo en el lugar de mis compañeras que juegan en la B y es algo muy deprimente estar en su posición de llevar tanto tiempo sin jugar”, manifestó Fernanda, mientras que Yanara expresó, entre otras palabras, que “son temas que, quizás, estamos pasando por alto. Creo que es muy importante que se vea esta situación, yo no se donde voy a estar el día de mañana, quizás me va a tocar estar en ese otro lado. Nosotras dejamos de jugar en diciembre, pero volvimos en febrero, y sentíamos que un mes y medio sin jugar era un montón. Me imagino a ellas que han estado inactivas tanto tiempo, y al final es parte de tu trabajo. Es algo que se debe evaluar pronto”.

Mientras la ANFP ha guardado hermético silencio con respecto al posible inicio del Campeonato de Ascenso Femenino 2023, y cuáles serán el formato, bases y reglamentos del próximo Torneo, los clubes de la B Femenina, con sus series sub-19 y sub-16, están siendo parte del Torneo de Fútbol Formativo que se encuentra actualmente en plena competencia. Quienes dirigen sus respectivas ramas femeninas han puesto la esperanza en sus fuerzas básicas para ser el sustento futbolístico de sus próximas competencias. Sin embargo, desde comienzos de año, han acontecido hechos lamentables para el presente de la divisional, que se encuentra, hoy en día, navegando en la incertidumbre.

A principios de este 2023, Trasandino de los Andes, club que el año pasado había competido con sus series sub-16 y sub-19, anunciaba que no sería parte del Torneo de Ascenso Femenino. Por gestión de los padres y apoderados de las jugadoras, se pudo mantener solo la serie sub-16 , no así la sub-19 cuyo plantel quedó a la deriva, a pesar de la presión mediática en redes sociales para que pudiese competir. El club del Cóndor simplemente extendió su agradecimiento a las jugadoras, sin dar a la luz las razones de la no participación de la serie juvenil en el Fútbol Formativo. La Sub-16 del TRA marcha en el último lugar del Grupo 2, sin puntos en cuatro partidos.

Deportes Copiapó es uno de los equipos animadores del Ascenso Femenino en la Zona Norte de nuestro país, sin poder lograr aún llegar a instancias decisivas. Sin embargo, un hecho dramático casi enluta a la institución del León de Atacama, cuando una de sus jugadoras, Antonia Araya, de 17 años, quien juega actualmente en la Sub-19 copiapina, fue atropellada por un conductor que sobrepasó una luz roja mientras ella iba en su bicicleta rumbo al entrenamiento. El conductor no le prestó ayuda a la joven futbolista y trató de huir del lugar, llevándose a la rastra la bicicleta, pero fue detenido por transeuntes que pasaban por el lugar, los mismos que llevaron a Antonia a un centro asistencial, en donde se encontraba con un edema cerebral y en coma inducido. La institución copiapina le brindó su apoyo a la familia de la jugadora del León, mientras que el irresponsable conductor se encuentra con arresto domiciliario.

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Conmovedores han sido las muestras de apoyo que el mundo del fútbol femenino chileno le ha brindado en estos días a Antonia y su familia, deseándole una pronta recuperación y exigiendo justicia y castigo para este cobarde del volante que no trepidó en escapar en vez de brindar ayuda a su víctima. Desde Colo-Colo hasta el Recreativo Puerto Varas, e incluso el primer equipo masculino de Deportes Copiapó, mostraron pancartas, vistieron camisetas y enviaron mensajes expresando su apoyo y fuerza a la jugadora copiapina, ya sea en forma presencial o a través de videos.

Otro hecho lamentable se vivió también hace dos semanas en el sur de nuestro país. Jugaban Recreativo Puerto Varas y Deportes Concepción, por la serie Sub-16, en su Fecha 5, con triunfo de las puertovarinas, dirigidas por el Profesor Marcelo Barría, por un contundente 5-1. Sin embargo, el resultado pasó a un segundo plano a raíz de la denuncia, realizada por la jugadora y capitana lila, Arantza Antona Ramírez, en contra del juez del partido, Fabián Vidal Obando, a quien acusó de menoscabo, maltrato verbal y negligencia, presentando una serie de videos como prueba en sus redes sociales. En ellos, se advierte que la futbolista sufre una infracción y permanece en el suelo, aquejada de dolor, mientras el árbitro del cotejo se acerca, pero no le presta atención, retirándose hacia la mitad de la cancha. Posteriormente, la capitana lila arroja su brazalete al suelo y se retira del campo de juego, llorando y acusando al juez de haberla insultado y haberla tratado de “mala cu…”, causando la indignación de la hinchada presente en el recinto deportivo. El hecho reviste alta gravedad debido a que fue un trato vejatorio y humillante, una agresión verbal de un adulto a una menor de edad, un adulto que cumple un rol de juez, pero también una función formativa y conciliadora en cuanto a la enseñanza de las reglas del juego a futbolistas que se están iniciando en el mundo del fútbol. Hasta la fecha no se ha conocido si el árbitro haya sufrido algún castigo. Sin duda que esta persona no dimensionó el componente psicológico de una futbolista sub-16 ni el daño que pudiese provocar a su estabilidad emocional.

Deportes Concepción hizo noticia el año pasado, cuando su presidenta, Gabriela Parra, anunció que no se iba a competir en ninguna categoría en el Torneo de Ascenso Femenino 2022. Este año, por lo menos, las lilas van a competir en la serie Sub-16, y se espera que para el 2024 ya pueda dar el salto en la B Femenina y en la serie Sub-19.

Ya en el 2022, el Ascenso Femenino se había dado a conocer por algunas situaciones muy lamentables, tales como la de la volante de Rangers de Talca, Francisca Arellano, gravemente lesionada en un partido y que, al igual que muchas futbolistas femeninas en Chile, tuvo que recurrir a rifas, bingos y completadas para poder costear su operación y posterior tratamiento; las acusaciones de las jugadoras de Deportes Temuco de abandono por parte de su dirigencia, vistiendo camisetas que correspondían al primer equipo masculino y con problemas de traslado para viajar a sus partidos; y, la más seria de todas, la grave lesión de la volante de Coquimbo Unido, Milenka Gavilán, tras la patada alevosa y premeditada de la volante de Cobreloa Nicol Áquez (“Me pitié a la Milenka, te dije que la iba a hacer…”). A todo esto, hay que agregar que, al igual que el Campeonato de Primera División Femenina, el Torneo de Ascenso Femenino aún no cuenta con un patrocinador, igual que en todos sus torneos anteriores.

¿Cómo podría solucionarse este vacío? Lógicamente que creando un torneo atractivo y potencialmente más competitivo. Podemos dar, humildemente desde nuestra tribuna, una idea de cómo debería ser aquel torneo. Mantendría la división de los equipos contendientes en cuatro grupos, pero en vez de hacerlos jugar en dos ruedas, podría jugarse en cuatro ruedas, lo cual aumentaría la cantidad de partidos durante el año y, por ende, mejores opciones de competitividad. En relación a esto último, en vez de que clasifique un equipo por grupo, podrían clasificar los dos primeros a una instancia de playoffs, donde competirían las clasificadas en cuartos de final, después a semifinal y una gran final a partido único.

Ah, y no nos olvidemos de la Copa Chile Femenina. Que mejor para estas ramas de la B Femenina jugar contra los elencos de la Primera División, en un mano a mano que, sin duda, será emocionante y vital para su progreso como clubes y la adquisición de una enriquecedora experiencia deportiva.

Foto gentileza de www.contragolpe.cl

 

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