Columna: Juntos pero no revueltos (por @NachoJOsorio1)

Hace pocos días, en un excelente trabajo de Fernando Tapia y el equipo de Informe Especial (TVN) se develó a la luz pública cómo funciona, con muchos de los verdaderos responsables tras las sombras, la compleja y entrelazada red de representantes y empresarios que manejan, en definitiva, la suerte y destino del fútbol chileno a través del control de jugadores, técnicos y, muy probablemente, equipos, clubes completos.

Si bien mucha de esta información surgió paulatinamente hace tiempo, y muchas sospechas debido a lo abierto y desprendido de las acciones de los involucrados eran objeto de estudio y seguimiento por muchos periodistas que, en la independencia y soledad de no tener compromisos con nadie más que la verdad, la transparencia y en definitiva con nuestro fútbol, ya habían hecho públicos y hecho saber en diferentes instancias, el valor de lo realizado por Tapia y equipo, en el reportaje de dos partes de poco más de una hora y quince minutos es precisamente ordenar dicha información y darle forma, decirlo a la cara y con pruebas contundentes. Lo que era un secreto a voces, salió, y en el canal público, a la luz de una buena vez.

Varios son los nombres que en el profundo y amplio reportaje aparecen, sin embargo hay dos que, a pesar de ser conocidos como los más importantes empresarios futbolísticos de nuestro país, se robaron defintivamente la atención de todos. Hablamos de Fernando Felicevich, quien probablemente esté detrás de los curiosos movimientos económicos de Universidad de Chile y Deportes La Serena (entre otros); y por otro lado, Cristian Bragarnik, el todopoderoso empresario argentino que llegó a codearse con Diego Armando Maradona y actualmente se le sindica como uno de los dueños detrás de San Luis de Quillota y Unión La Calera, eso en nuestro país, pero ¿qué pasaría si realmente Felicevich – FF como es conocido- y Bragarnik en realidad no son dos grandes y portentosos representantes con dos fuertes carteras de jugadores que “compiten” para entregar mejores condiciones a sus representantes?

Entre tantos movimientos que rozan o derechamente son anti éticos, y que a la luz de los hechos y acusaciones han perjudicado expresamente el desarrollo de varios jugadores, entre ellos Bastián Roco, por no querer someterse a tal o cual régimen, o ser “secuestrados” por tal o cual red de equipos, cabe preguntarse si en realidad estos dos potentes representantes no son parte de uno mismo.

No sería de extrañar que FF y Bragarnik en realidad no controlarían por separado sino junto, en concordancia y acuerdos de no agresión sus respectivos feudos, o mejor dicho, equipos, clubes. La ligazón sería evidente, sobre todo en caso de que Audax Italiano – como se presenta en el reportaje- fuese en realidad propiedad de FF a través del intermediario de Martinucci, quien a su vez presenta lazos importantes con los hermanos Pini, argentinos íntimos socios de FF y empresarios tras clubes como San Luis o Unión San Felipe, club con el que Audax mantiene una relación a través de traspasos como el de Lautaro Palacios; o Nicolás Garrido, quien estaba en Fernández Vial, club también sindicado como parte de la red Felicevich, actualmente en San Felipe, de los hermanos Pini. O incluso Nahuel Luján, ex Universidad de Chile, quien también está en el Valle del Aconcagua.

Simplemente la interrogante está en el aire, pero hay indicios de que probablemente los dos grandes señores feudales de nuestro alicaído y perjudicado fútbol actúan, a su vez, como dos grandes señores de las antiguas bandas del viejo Nueva York, que estaban juntas pero no revueltas.