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El campeón sin copa: Cobreloa, el otro grande del fútbol chileno

Por Ignacio Osorio

El día miércoles recién pasado se revivió, sino clásico, una de las rivalidades más potentes y consolidadas de nuestro fútbol. El partido entre Colo-Colo, el equipo más importante, ganador y popular del país, versus Cobreloa, un cuadro de mediana edad pero que, a pesar de ello, ha sabido instalarse a punta de triunfos – tanto concretos como simbólicos- como uno de los equipos más importantes de nuestro país.

El equipo del cobre cimienta e fortalece su jerarquía deportiva a partir de principios y mediados de la década de los 80s, época en la que se instala como uno de los más competitivos a nivel nacional e internacional. Por ejemplo, de la mano de un joven y debutante técnico uruguayo, Jorge Luis Siviero, Cobreloa gana el campeonato correspondiente a la Copa LAN, homologable como torneo nacional, del año 86 en un partido de definición contra Arturo Fernández Vial, por 3 a 0.

Aquel título sería especial, pues solo existe un registro del equipo loino con dicho trofeo, el cual desaparecería tiempo después y no se tienen registros de dónde pueda estar o a quién pueda pertenecer.

Más allá de la anécdota

Si bien este título del año 86 es uno más de los que posee el cuadro nortino, a su vez se irgue como un símbolo de cómo sería conocido Cobreloa por aquellos años y en lo que basaría buena parte de su solidez deportiva e histórica, reforzada a lo largo del tiempo con algunas otras participaciones internacionales, títulos locales y la estancia de importantes jugadores en los años venideros.

La década de los 80s para cuadro nortino sería una época marcada por extraños triunfos sin sabor, pues durante esos años, y durante dos ediciones consecutivas, sería los vice campeones de la competición de clubes más importantes de América, cayendo ante Flamengo y Peñarol, respectivamente.

En la primera participación nortina, tras consagrarse campeón liguero por primera vez en, por ese entonces, primeros cuatro años de vida, lo que le abrió las puertas del torneo continental. En la edición del año 81, Cobreloa quedó emparejado en la primera fase del torneo junto a Club Universidad de Chile y los peruanos Sporting Cristal y Atlético Torino. Los mineros consiguieron el pase a la segunda fase como líderes del grupo 5, con una estadística final brillante de 3 partidos ganados, 3 empatados, 14 goles a favor y 3 en contra.

La fase decisiva, los partidos finales ante el cuadro brasileño se dividirían en tres: En la final a doble partido se encontraron con el poderoso Flamengo de Zico. El partido de idea se disputó el viernes 13 de noviembre, en el Estadio Maracaná, ante 94 mil personas, y los chilenos cayeron derrotados por un ajustado 2-1. Zico por partida doble para los brasileños, y Víctor Merello para los chilenos fueron los goleadores de la noche.

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La noche del 20 de noviembre de 1981, el Estadio Nacional con más de 60 mil almas, fue testimonia de una noche mágica, cuando el equipo local se impuso por 1-0 al Flamengo, con gol de Victor Merello. De esta manera se forzó un tercer partido en escenario neutral, el Estadio Centenario de Montevideo.

 

 

La historia se repetiría un años después, en 1982, cuando en su segunda participación, Cobreloa quedó emparejado en la primera fase del torneo junto a Colo-Colo de Chile y los ecuatroianos Liga de Quito y Barcelona de Guayaquil. Los mineros consiguieron el pase a la segunda fase como líderes del grupo 4, por tan solo un punto más que Colo-Colo, con 3 partidos ganados, 3 empatados, 9 goles a favor y 2 en contra.

Entre octubre y noviembre de 1982 Cobreloa afrontó la segunda fase, ante Club Olimpia de Paraguay y Deportes Tolima de Colombia. Los naranjas volvieron a acabar como líderes con 2 partidos ganados, 1 empatado, 1 perdido, 5 goles a favor y 2 en contra.

La noche del 30 de noviembre de 1982, el Estadio Nacional de Santiago parecía que por fin podría ver a Cobreloa campeón de América. Pero cuando el partido parecía que también volvería a acabar con empate a cero, Fernando Morena, que acabaría como máximo goleador del torneo, heló a la hinchada chilena con un golazo en el minuto 89 de partido.

De ahí en más, el cuadro naranja sería conocido como el Campeón sin Copa, pues su vistoso, potente y avasallador juego y sus excelentes jugadores, no solo permitieron su consolidación en el ámbito deportivo, también en la cultura futbolística chilena, transformándose, por ejemplo, en uno de los pocos (sino el único) equipos chilenos capaces de pelear de tú a tú con Colo-Colo, que por aquellos años, lentamente, fraguaba lo que finalmente sería el gran equipo Campeón de América el año 91.

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