Matías Fernández, el ídolo de una generación

Por Ignacio Osorio

Este sábado 14 de octubre, casualmente un 14/10, se retira uno de los primeros jugadores que abría el paso para lo que sería, finalmente, la Generación Dorada campeona de América y protagonista por años del fútbol sudamericano y un equipo respetado a nivel mundial.

Rodeado de grandes excompañeros como Diego Forlán, Juan Román Riquelme, Arturo Vidal, Gary Medel, Jorge Valdivia, entre otros jugadores que marcaron la carrera de Matías durante su periplo como futbolista profesional.

Constantemente cuestionado por propios y extraños, Matías Ariel Fernández Fernández no solo fue el mejor jugador de América, una de las máximas promesas del primer lustro de los 2000 o el jugador que inició exitosamente aquella histórica tanda de penales contra Argentina, sino que también fue el primero en ser el gran ídolo de una generación completa. Ciertamente jugadores como Arturo Vidal, Alexis Sánchez e incluso Claudio Bravo marcan icónicamente a la Selección, pero Matías, además, lo hace a una generación completa. Una generación algo especial, pues los que por aquellos años, entre 2005 a 2007, aprox., éramos niños y habíamos visto de manera consciente la debacle de la selección en el camino a Alemania 2006 e incluso algunos, algo mayores, la aún peor campaña clasificatoria a Corea y Japón 2002 teníamos a una selección sumamente perdedora y que era absolutamente incapaz de ser alguien en el concierto internacional, todo eso hasta apareció Matías. Matías no solo se convirtió en el ícono de una Sub 20 que ilusionaba en el Mundial de Holanda 2005, también se convirtió rápidamente en un icono pop que brillaba con gambetas, goles, pases e incluso con su silencio.

Matías Fernández no solo será aquel jugador que fue el mejor de América, también será el que vendió camisetas, pulseras, el que salía en posters, afiches, camisetas falsificadas altamente vendida en ferias libres, será la luz de una generación completa, una especie de héroe incomprendido que hoy, después de una carrera como él la quiso y pudo darse (y darnos), tiene su partido de despedida el jugador que llenaba estadios solo, que ilusionaba, que te hacía creer que dentro de una cancha se podía volar y que tan solo bastaban unos pasitos para hacer un golazo de tiro libre. Matías Fernández es el gran ídolo de una generación que verá mañana la despedida del jugador que los hizo felices.